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Opinión: Un retorno como infierno

La niñez guatemalteca migrante, en los últimos meses ha vivido un infierno tras su retorno. De enero hasta el 11 de septiembre han llegado aproximadamente 25 mil centroamericanos de regreso a Guatemala.  Entre ellos casi 3 mil menores no acompañados han sido institucionalizados luego de su llegada al país, en dado caso no exista información del paradero de sus padres en Guatemala o fuera de ella. Cuando es incierta su ubicación la Procuraduría General de la Nación interviene y se pone a cargo de la niñez retornada.

La niñez que durante los últimos meses han arribado al país, al ser detenidos en las fronteras son víctimas de un sistema  decadente y deshumanizado en toda Centroamérica y México.  En Guatemala, los infantes son recibidos por parte de la Secretaria de Bienestar Social de Guatemala y la Procuraduría General de la Nación, también intervienen otras instituciones gubernamentales y no gubernamentales.

No podemos ni siquiera imaginar el dolor o desesperación que vive una niña o niño, luego de vivir la separación de sus padres que han viajado a Estados Unidos.  La tristeza que causa esta separación es su principal motivo de  migrar, luego deben emprender un camino tortuoso en su ida o retorno que les genera un shock insuperable por meses, años o por toda su vida.

Las declaraciones de la niñez y familias completas retornadas al país es que han sufrido una verdadera tortura de manos de las autoridades, como días sin comer o dormir.   Cuentan que su paso por México se llenó de malos tratos durante días, al ingresar a Guatemala la historia no llega a ser tan diferente.   Si logran encontrar a sus padres puede ser un alivio para luego dirigirse a sus comunidades de origen.  Sin embargo, lo peor que puede pasar es que sean institucionalizados ya que las referencias de estos hogares estatales es totalmente deplorable para el resguardo de la niñez, el caso del hogar seguro Virgen de la Asunción en 2017 es un paradigma luego del testimonio de las sobrevivientes que cuentan como las menores eran torturadas en el hogar y como castigo fueron encerradas en una habitación que luego prendió fuego y murieron 41 niñas sobreviviendo únicamente 15.

Pero no tienen opción.  ¿Cuál será el futuro de estos menores que pasan por una serie de traumas que sin duda marcaran su vida para siempre? Según la psicóloga y abogada Linda Rivera, especialista en niñez migrante, egresada de la Universidad de San Carlos de Guatemala nos dice: “La niñez separada por la migración de sus progenitores sufre ciertos efectos emocionales y sociales que desarrollan.  Enfocándonos en los aspectos emocionales hay perdida de vínculos afectivos o desapego emocional y eso influye mucho en los vínculos familiares que tiene la persona con su familia y puede desarrollar en algún momento afección en la personalidad se puede convertir en una persona más insegura, con baja autoestima, con dificultades de adaptación a su entorno con problemas de agresividad y con problemas de poca inteligencia emocional porque han perdido ese nivel de relacionamiento con las otras personas para la consecución y satisfacción de necesidades o el relacionamiento en general de la convivencia diaria”.

Este panorama no es nada alentador para las generaciones de niñez retornada, que día con día intenta superar adversidades y al llegar a su país no consigue seguridad ni protección, más bien reciben una serie de protocolos incomprensibles para su corta edad y la indiferencia de la población ante lo que sucede. Pareciera que las decisiones de los gobiernos seguirán siendo el mayor enemigo de la niñez guatemalteca migrante.

La Unesco recalca, en una nota publicada en su portal el 14 de junio del 2021, que “Actualmente, hay 281 millones de migrantes internacionales. Uno de cada cinco es un joven y 36 millones son niños. En todo el mundo, más de 4 de cada 10 personas desplazadas por la fuerza son menores de 18 años, y 33 millones de niños viven en situación de desplazamiento forzoso, ya sea en su propio país o en el extranjero. Cada día de 2020, otros 26.000 niños quedaron desplazados sólo a causa de los desastres inducidos por el clima.”

Estadísticas de años anteriores revelan cifras alarmantes de niñez migrante y con la pandemia las cifras siguen subiendo.  Según la OIM, “En la frontera entre los Estados Unidos de América y México, la Patrulla de Fronteras de los Estados Unidos (USBP) detuvo a cerca de 69.000 niños no acompañados”, según una nota publicada en su portal el 6 de mayo del 2021.

El riesgo de migrar en los últimos meses se ha intensificado.  A la fecha, según el Instituto Guatemalteco de Migración, más de 3 mil menores no acompañados han sido retornados de EE.UU y según la Unesco, aproximadamente el 70 por ciento de los encuestados también dijo que el hecho de no disponer de recursos financieros suficientes les impide acceder a las oportunidades de aprendizaje, mientras que casi el 40 por ciento informó de que la falta de puestos de trabajo disponibles era su mayor obstáculo para obtener ingresos.

Por Diana Fuentes. Facebook: podcastdianafuentesfp Twitter: @dianafuentesfp Instagram: @dianafuentesfp

Imagen: Marca

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