El periodista Alejandro Caballero, exdirector de la página digital del semanario Proceso, presentó su renuncia a dicho medio de comunicación tras 21 años laborando ahí, denunciando que los actuales mandos han cambiado por completo la línea editorial, generando un proceso de ‘derechización’ de los contenidos de la misma.
A través de una carta compartida, entre otros, por Julio Astillero, el excolaborador anunció su salida de la revista, alarmado por el rumbo que esta tomó a partir de enero de 2020, cuando Jorge Carrasco Araizaga fue nombrado como el nuevo director de la publicación, en sustitución de Rafael Rodríguez Castañeda.
Caballero calificó al nuevo titular de Proceso como un reportero gris, conservador, sin experiencia en tareas de edición y dirección y poco conocido entre las fuentes judiciales y militares y que intentó advertir a tiempo a los integrantes del Consejo de Administración sobre los riesgos que implicaría ponerlo al frente del medio.
El firmante asegura que, en apenas unos meses, Carrasco ha conseguido dañar la reputación de la revista, haciéndola parecer un suplemento dominical del Reforma. También asegura que el último error del señalado es haberse alineado en favor de la ‘libertad de expresión’ con medios tan desacreditados como El Universal, OEM, Grupo Imagen o Político MX (asociado a Ricardo Salinas Pliego).
También acusó al actual director de haber orientado la línea editorial –tanto de la versión impresa como de la digital- hacia la derecha y emprender una persecución en contra de quienes han criticado este giro. En suma, ha creado un medio opuesto al fundado por Julio Scherer García al promover el acoso laboral y aliarse con medios que también incurren en estas prácticas.
Sin embargo, Jorge Carrasco no es el único señalado por Caballero en su carta de despedida, pues también fueron alcanzados Santiago Igartúa Scherer y José Gil Olmos. Al primero –primo de María Scherer, directora del Consejo de Administración- lo acusó de haber usurpado sus funciones y autonombrarse como director de la página web.
Caballero asegura que este personaje ingresó a Proceso desplazando a quien entonces cubría la corresponsalía en Argentina, para después colocarse como reportero en la redacción nacional, pese a que cobraba sin trabajar. Finalmente, lo acusó de haber usurpado sus funciones sin previo aviso y mientras se encontraba de vacaciones.
Sobre Gil Olmos, actual jefe de información de la revista, fue tajante y lo calificó como un ‘inepto’. Asegura que este es incapaz de redactar un párrafo sin cometer errores de sintaxis o faltas de ortografía, mucho menos de idear un reportaje o para argumentar una orden de trabajo.
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Entre los abusos cometidos por los mandos actuales se encuentran los despidos injustificados de corresponsales en el exterior y analistas. Caballero también destacó el maltrato sufrido por Marco Antonio Cruz, antiguo director de fotografía, a quien se desplazó de sus funciones al contratar los servicios de una agencia privada, algo a lo que Scherer García se oponía.
De acuerdo con el ahora excolaborador, la dirección del semanario llenó de elogios a Cruz tras su fallecimiento; sin embargo, incluso unas horas antes de que su vida terminara, estos continuaron maltratándolo y humillándolo.
Caballero asegura que, desde que estos tres personajes tienen el destino de Proceso en sus manos, la revista no solo ha dado un preocupante giro en su línea editorial, sino que enfrenta una crisis económica de la que no se habla, pues los números de ventas físicas, suscripciones y visitas digitales se han derrumbado, incluso durante la pandemia.
La salida de Alejandro Caballero se suma otras que ha sufrido esa publicación, como las de Álvaro Delgado, el caricaturista José Hernández y los analistas John Ackerman y Fabrizio Mejía, todos referentes del periodismo de izquierda. Los dos últimos también denunciaron la ‘derechización’ del semanario tras sus despidos.
Imagen: Alejandro Caballero en Twitter
