Pese a la crisis de desabasto de agua que actualmente se vive en una gran parte del país -como Nuevo León- los exclusivos clubes de golf, en donde las élites políticas y empresariales suelen discutir sus asuntos, tienen garantizado el acceso al líquido gracias a concesiones federales.
La polémica sobre este tipo de establecimientos se desató tras la difusión de imágenes que mostraban que continúan utilizando miles de litros diarios para mantener sus campos verdes -algunos a través de pozos ilegales- mientras que la población de la zona metropolitana de Monterrey ya lleva varios meses padeciendo medidas de racionamiento.
Uno de estos fue denunciado por residentes de la urbanización Hacienda Las Misiones, en el municipio de Santiago, Nuevo León; quienes desde mediados de junio han compartido videos en los que se muestra que el campo de golf local continúa regando la pista con regularidad, pese a las continuas inspecciones de las autoridades estatales.
La élite no conoce la sed: Clubes de golf gastan millones de litros de agua; Conagua les asignó 44 concesiones https://t.co/z3EOpQVzss
— Alvaro Delgado Gómez (@alvaro_delgado) August 4, 2022
Ante esta situación, la Federación Mexicana de Golf asegura que los 172 clubes adheridos a su estructura cuentan con sus propias plantas procesadoras para tratar el agua residual con la que se riega el pasto; mientras que la proveniente de sus concesiones federales se destina a consumo humano.
De acuerdo con los datos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), los afiliados a dicha institución cuentan con permisos para la utilización de más de 8 millones de metros cúbicos de agua al año. En promedio, un campo de golf de medidas reglamentarias requiere 757 millones de litros anuales.
Entre los campos afiliados a la Federación Mexicana de Golf se encuentra el Club Campestre Monterrey, ubicado en el municipio de San Pedro Garza García, el cual cuenta con 349 mil 200 millones de litros anuales gracias a una concesión otorgada por Conagua en 1996.
Los clubes de golf se han convertido en un símbolo de estatus entre las clases altas del país. El propio expresidente Miguel de la Madrid llegó a reconocer alguna vez que las discusiones sobre negocios se llevaban a cabo en dichos centros, aunque aclaró que las decisiones se toman en las oficinas.
Con información de Sin Embargo.
Imagen: Proceso
