A pesar de que durante el festejo por los 79 años del PAN sus aspirantes a dirigirlo Marko Cortés Mendoza, Ernesto Ruffo Appel y Manuel Gómez Morín Martínez del Río analizaron y describieron algunos de los problemas que hacia adentro del partido han provocado la paulatina pero inexorable caída de ese instituto político, siguen sin reconocer la principal razón por la cual sufrieron tan tremendo descalabro en las más recientes elecciones, pues al parecer no tienen la menor intención de hacerse cargo de sus mayores errores.
La traición a la democracia perpetrada por Vicente Fox Quezada, quien habiendo llegado con un gran bono democrático a la presidencia, encontró mas redituable y conveniente acomodarse al sistema y promover la continuidad, permitiendo además una enorme corrupción liderada principalmente por su esposa y sus hijastros.
Tampoco desean reconocer el rotundo fracaso, su consecuente baño de sangre y exacerbación de la violencia provocados por una apresurada e imprudente decisión, carente de estrategia, de militarizar la justicia en México, que no solo no hizo mella en el crimen organizado, sino que lo atomizó de tal manera que ahora será sumamente difícil combatirlo.
Pero su mayor error fue anterior incluso a Fox, pues se dio cuando Fernández de Ceballos negoció con Salinas de Gortari su apoyo a éste último para convalidar el fraude de 1988 durante la primera “concertacesión” entre el PRI y el PAN, naciendo justamente ahí el PRIAN.
Ésta decisión fue el punto de quiebre donde el PAN perdió su esencia, declaro sumisión al sistema, pasó de oposición a comparsa y se desdibujó a tal grado que ya es imposible distinguir un gobierno panista de uno priista.
Si, Marko Cortés dice que no supieron administrar el triunfo ni ser gobierno, también acierta en que deben buscar la reunificación y generar proyectos donde todos vayan en la misma dirección.
Es correcto que Acción Nacional debe retomar sus raíces, recobrar su esencia, apoyar a su militancia y volver a la democracia, como afirma Gómez Morín Martínez del Río, aunque equivoca su análisis al considerar que el deterioro blanquiazul se debe al desgaste que provoca el poder y el tiempo, pues el poder desgasta solamente si es mal utilizado o no se ejerce, y el tiempo debería consolidar un Instituto si sus cimientos son firmes. Sin embargo acierta al declarar que cayeron en el vicio de las cúpulas y el patrimonializmo.
Por supuesto que fue un grave error haber abandonado a sus bases, como afirma Gómez Morín Martínez del Río, pero omite mencionar que los acuerdos con el PRI, fuente verdadera del poder panista, fueron siempre cupulares y por lo tanto las bases solo servían como carne de cañón.
Por su parte, Ruffo Appel en una asombrosa miopía política, solo culpa a los anayistas y la cúpula que se apoderó del partido por sus derrotas y cree que con solo derrotar y hacer a un lado esa “cosa nostra” el Instituto mágicamente renacerá.
Pero ninguno de ellos se atreve a reconocer ni por asomo que la verdadera tragedia, la auténtica causa de su caída es haberse coludido con el PRI en el saqueo a la Nación, aprobando junto a sus cómplices leyes depredadoras y entreguistas a intereses extranjeros, sumarse al sistema neoliberal causante de todos los males que hoy nos aquejan.
En pocas palabras: Al crear el PRIAN le dieron la espalda al pueblo y por eso perdieron, y mientras no se den cuenta de esto, sufrirán la misma suerte que sus aliados del PRI.
Con información de La Jornada
