Este jueves tuvo lugar el primer debate entre las dos contendientes al gobierno del Estado de México, la morenista Delfina Gómez y la priista Alejandra del Moral, en donde destacaron los insultos, las descalificaciones y una cuestionable moderación.
Pese a que aseguró durante semanas que buscaba un intercambio de ideas marcado por la civilidad, la abanderada de la alianza Va X México basó su estrategia únicamente en ataques contra su rival, quien tiene una ventaja de más de quince puntos de acuerdo con las principales casas encuestadoras.
Del Moral Vela habló sobre la sanción impuesta a Morena por el Tribunal Electoral (TEPJF) por el cobro de ‘diezmos’ a los trabajadores del Ayuntamiento de Texcoco cuando Gómez Álvarez era alcaldesa, pese a que la sanción establece que ella no fue beneficiaria de dichos recursos.
Peor aún, en la sección del debate destinada a hablar de violencia de género, la candidata priista incurrió en esa misma falta al acusar a su contrincante de ser ‘títere’ de los hombres de su partido, asegurando que es víctima de manipulación y de no ser ni capaz ni honesta.
La ‘Maestra’ Delfina, por su parte, enfocó su participación en presentar algunas de las propuestas de su campaña, como la lucha contra la corrupción y la atención a familias víctimas de violencia de género. Sobre los ataques de su rival, simplemente sacó a relucir que está hasta 20 puntos abajo en la preferencia electoral.
Ana Paula Ordorica intenta descarrilar el debate
Mención aparte merece la participación de Ana Paula Ordorica como moderadora. La presentadora de Foro TV interrumpió constantemente a Delfina Álvarez e incluso comenzó a debatir ella misma, como si fuese la representante de la oposición, desatando una oleada de críticas por su falta de imparcialidad.
Usuarios de redes sociales consideraron como racista la postura de Ordorica cuando intentó minimizar la propuesta de dar prioridad a los pueblos originarios porque no representan un gran porcentaje de la población, a lo que Gómez respondió señalando que debería darnos vergüenza hablar de ellos como si fueran de otro mundo cuando están aquí y son los más vulnerables.
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