Un agente de la Agencia de Control de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego de Estados Unidos (ATF) -la agencia involucrada en el caso de tráfico de armas conocido como ‘Rápido y Furioso’– participó contrabandeando piezas para ensamblar dichos artefactos en México.
De acuerdo con una carta que el senador republicano Charles Grassley (Iowa) envió al director de la ATF, un ciudadano mexicano que trabajaba en dicha dependencia -identificado como José Luis Meneses- se aprovechó de su cargo para transportar partes de rifles de asalto a través de la frontera a cambio de una ganancia económica.
El caso ocurrió en 2017, cuando un distribuidor de armas llamó a las oficinas de la agencia en el Consulado de Estados Unidos en Tijuana para denunciar adquisiciones sospechosas por parte del funcionario, quien reconoció la compra de refacciones para armar hasta ocho rifles AK-47, las cuales vendió ya en México.
Meneses señaló que utilizó un automóvil con placas diplomáticas para transportar las piezas adquiridas en California a través de la frontera sin pasar por los controles fronterizos, entregándolas a su hermano -un agente de policía- y a un exintegrante de las Fuerzas Armadas.
Grassley obtuvo esta información de un memorandum redactado por la propia ATF en 2017 para enviarlo a un funcionario mexicano de alto nivel. Sin embargo, en un correo del 9 de mayo de ese año, la dependencia informó al Departamento de Estado que no informaría al gobierno de nuestro país al respecto.
Esto desató la molestia de Grassley, quien cuestionó la seriedad de la agencia para investigar este escándalo como un ‘asunto administrativo’ y no indagar sobre los posibles nexos entre Meneses y grupos delincuenciales.
‘Rápido y Furioso’: el negro historial de la ATF y el tráfico de armas
En su afán de alcanzar a las células del narcotráfico en México, la ATF desarrolló una serie de operaciones para ‘alentar’ el tráfico de armas a través de la frontera, rastrear estas y dar con los usuarios finales. Los proyectos más recordados fueron ‘Skywalker’ y ‘Rápido y Furioso’.
Sin embargo, esta estrategia fracasó estrepitosamente, pues terminaron armando a los grupos criminales justo en el punto más álgido de la llamada ‘Guerra contra el Narcotráfico’ emprendida por Felipe Calderón. Las armas de la ATF se utilizaron para masacrar a civiles mexicanos, como en el caso de Villas de Salvarcar, en Ciudad Juárez.
Se estima que el 70 por ciento de las armas utilizadas por los cárteles mexicanos provienen del mercado estadounidense, país en el que la posesión de dichos artilugios es un derecho constitucional y no está regulada adecuadamente.
Con información de Radio Fórmula.
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