Las denuncias

Ex agente judicial afirma que Genaro García Luna era el ‘más grande cobrador de piso del país’

Los testimonios que colocan a Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad Pública acusado de nexos con el narcotráfico, como el principal operador de los grupos criminales que se suponía que debía combatir cada vez son más numerosos, sobre todo después de su detención, ocurrida en diciembre de 2019.

En esta ocasión, Oscar Balderas (Emeequis), periodista especializado en temas de narcotráfico, consiguió el testimonio de Rodolfo Valverde Ocaña, un excomandante de la extinta Policía Judicial Federal (PJF) que relata su experiencia bajo las órdenes del exfuncionario, antes de ser despedido y difamado.

Egresado de la Facultad de Derecho de la UNAM, Valverde se unió a la PJF en 1991, especializándose en investigar las redes cercanas a los presuntos delincuentes. Pese a la mala fama de la que gozaba dicha institución, en aquel entonces estaba convencido de que la corrupción al interior de la misma podría ser erradicada.

Sin embargo, todo cambió con la victoria electoral de Vicente Fox, en el año 2000. Apenas llegó al cargo, se dio a conocer que la Policía Judicial –dependiente de la Procuraduría General de la República (PGR)- desaparecería para dar paso a la Agencia Federal de Investigación (AFI), la cual basaría sus investigaciones en métodos científicos.

También se informó que la nueva institución estaría a cargo de un ingeniero, quien ya arrastraba una mala reputación y a quien apodaban como ‘La Metralleta’, tanto por su constante tartamudeo al hablar como por su carácter explosivo: se trataba de Genaro García Luna.

Valverde asegura que, a partir de ese momento, comenzó una violenta reestructuración al interior de la agencia, sustituyendo a un gran número de agentes por funcionarios sin carrera policiaca, pero que habían trabajado con el señalado en el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) y que obedecían ciegamente sus órdenes.

Fue entonces cuando comenzaron a darse una gran cantidad de ilícitos, los cuales iban desde realizar cateos y arrestos sin órdenes judiciales hasta esconder una parte de los cargamentos de droga decomisados; pasando por la elaboración de montajes y la fabricación de casos contra personas inocentes para engrosar las estadísticas anuales de arrestos.

El exjudicial también relata que, para ascender al interior de la organización, había que asociarse con el crimen organizado, ya que los altos mandos vendían las plazas., de acuerdo a las necesidades de los cárteles Señala que, para alcanzar el cargo de delegado o subdelegado, había que pagar en dólares, pero que esa inversión se recuperaba en un par de meses, gracias a los acuerdos con los delincuentes.

Por el contrario, los agentes que no se prestaban a actividades ilegales eran severamente castigados. Valverde recuerda que, a quienes solicitaban una orden escrita para llevar a cabo una indicación verbal, se les enviaba a realizar cateos sin arma y sin un documento de por medio, con el objetivo de que perdieran la vida.

Su carrera judicial terminó en el año 2007, después de negarse a detener a una persona sin una orden de arresto. Tras oponerse a lo que hubiese sido un secuestro ilegal, uno de los mandos cercanos a García Luna afirmó que había fallado una prueba de polígrafo en la que se le cuestionó si tenía vínculos con el crimen organizado.

Rodolfo Valverde afirma que el exfuncionario y sus colaboradores le arruinaron la vida, profesional y moralmente, y lleva trece años peleando por que las autoridades reconozcan que su despido fue injustificado. Sin embargo, le fue bien, ya que otros agentes que se opusieron fueron detenidos o asesinados.

Con información de Emeequis.

Imagen: Sin Embargo

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