Los resultados de Nayib Bukele en materia de detenciones no son resultado de una estrategia de seguridad pública, sino de una política cuyo precio es la concentración de todo el poder en una sola persona.
Nuestra directora editorial, Meme Yamel, entrevistó al periodista salvadoreño Bryan Avelar, autor del podcast Humo: Murder and Silence in El Salvador, el cual relata la crisis de desapariciones y violaciones contra los derechos humanos que vive la nación centroamericana bajo dicho modelo.
El tema es pertinente en el contexto del actual proceso político en México, pues tanto Movimiento Ciudadano (MC) como el Partido Acción Nacional (PAN) retomaron algunas de las propuestas implementadas por Bukele en su guerra contra las pandillas, como la ‘megaprisión’ sugerida por Xóchitl Gálvez.
En ese sentido, Avelar considera que es imposible replicar el ‘modelo Bukele’ por diversos motivos: el sistema político mexicano dificulta que todo el poder se concentre en una sola persona; además de que la geografía, población y legislación interna del país hacen prácticamente imposible que un solo individuo tenga control absoluto.
Otro factor a considerar es que el crimen organizado en México tiene una estructura mucho más amplia de las que tienen las pandillas salvadoreñas, recordando que en la frontera sur estas últimas tienen que responder ante los cárteles mexicanos.
¿Cuál es el precio a pagar por un modelo como el de Bukele?
Al inicio de la entrevista, Avelar señaló que, en realidad, el modelo que presume Bukele con las detenciones masivas de sospechosos no forma parte de ninguna estrategia dirigida a la seguridad pública, sino parte de una política que consiste en concentrar todo el poder político y judicial en una sola persona.
Este control absoluto sobre todas las instituciones lleva a un estado de opacidad en el que únicamente la Policía Nacional y el propio mandatario informan -de forma discrecional- sobre el número de detenciones y homicidios, a menudo resaltando únicamente la reducción anual de delitos para justificar el modelo.
Sin embargo, esto también desemboca en una crisis de la que nadie habla, la de los miles de desaparecidos producto tanto de la violencia en el país como de la política de seguridad del gobierno, la cual le permite no sólo realizar detenciones arbitrarias, sino privar de la libertad a las personas mientras determina su culpabilidad.
Pese a ello, Bukele mantiene una altísima aceptación entre la ciudadanía. Para Avelar, esto es consecuencia de la cultura de violencia que historicamente padeció El Salvador, pues la gente la acepta como algo natural y, si ofrece resultados inmediatos, entonces no cuestionan las implicaciones que podría tener.
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