El municipio de Gómez Palacio, Durango, organizó una campaña de esterilización gratuita para mascotas. Sin embargo, existen denuncias de que los procedimientos quirúrgicos se aplicaron de manera negligente, como la que presentamos a continuación.
Una usuaria de las redes sociales denunció que llevó a su mascota –una perrita llamada Queta- a este servicio gratuito, el cual se ofreció en el Parque de la Esperanza, ubicado a contraesquina del Palacio Municipal de la localidad lagunera. La denunciante relata que llegó con una hora de anticipación; sin embargo, los empleados municipales apenas iban llegando a la hora indicada.
Posteriormente, cuenta que llegó una camioneta a las inmediaciones del parque, en la cual se realizaron las intervenciones. Antes de permitir el ingreso de las mascotas, pidieron a los dueños que se formaran para tomar sus datos. En los documentos se especificaba que el personal no se haría responsable de lo que sucediera con los animales.
También llamó su atención el hecho de que ni el municipio ni los veterinarios entregaran algún tipo de comprobante que avalara que las mascotas fueron tratadas ahí. Gracias a su anticipación, logró que Queta fuera el primer animal en ser ingresado. Ya adormecida por la anestesia, la llevaron al interior del camión sin notificar a su dueña.
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Sin embargo, no fue la primera en salir del quirófano móvil, ya que dos animales –un perro y un gato- que ingresaron después salieron antes. Debido a las condiciones del camión, se podía ver el interior del mismo. Así, observó que a su mascota la pusieron sobre una banca y, unos minutos más tarde, le administraron unos medicamentos.
Cuando se acercó a preguntar, no le dijeron de qué fármacos se trataba, solo mencionaron que eran para contener las náuseas provocadas por la anestesia; así como para prevenir una futura infección. A las 10:15 de la mañana le dijeron que la perra ya podía retirarse pero no le dieron indicaciones posteriores.
Más tarde, notó que Queta comenzó a sangrar, pero no identificaba de dónde provenía el líquido, tras intensificarse esta condición y descubrir que provenía de la cicatriz de la cirugía, ella y su esposo decidieron llevar a su mascota a una veterinaria particular. Ahí les explicaron los pros y contras de las campañas públicas de estirilización y que, en algunos casos, las operaciones no son llevadas a cabo por veterinarios.
El diagnóstico final fue que las ligaduras colocadas por el personal contratado por el Ayuntamiento fueron mal ejecutadas, provocando que se rompieran los vasos sanguíneos, lo cual generó una acumulación de sangre en la región, la cual encontró salida a través de las cicatrices.
Hace unos meses, The México News publicó que, durante el comienzo de la pandemia, la alcaldesa Marina Vitela Rodríguez anunció sanciones administrativas a quienes fueran sorprendidos en la vía pública, incluyendo trabajo comunitario. Sin embargo, dichas labores se llevaron a cabo sin respetar las medidas de distanciamiento social promovidas por las propias autoridades.
