Un grupo de radioescuchas molestos por la línea editorial adoptada en los últimos meses envió una carta abierta al noticiero protagonizado por la periodista Carmen Aristegui, en el que exigen que varios de los invitados a su espacio dejen de calificar como usuarios pagados o ‘bots’ por no coincidir con ellos.
En la misiva, los inconformes realizaron un ejercicio de memoria en el que recordaron todas las ocasiones en las que la conductora de Aristegui Noticias fue víctima de censura por parte de las administraciones anteriores, comenzando por el conflicto que ella y Javier Solórzano tuvieron con Pedro Ferriz de Con, el cual provocó su salida de Grupo Imagen en 2002.
De igual manera, recordaron los problemas que la locutora enfrentó en las administraciones de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, cuando su programa se transmitía por MVS. En 2011, el propio presidente de la emisora, Joaquín Vargas, reconoció que el despido de Aristegui se debió a la presión ejercida por el mandatario panista.
En 2015, después de haber publicado el reportaje sobre la ‘Casa Blanca’ de Peña y Angélica Rivera, MVS la despidió de manera injustificada, alegando ‘uso no autorizado de su marca’ y ‘abuso de confianza’ por parte de su equipo de investigación, lo cual dio pie a un litigio que la Suprema Corte de Justicia de la Nación resolvió en favor de la comunicadora el año pasado.
Todas estas batallas contra los grupos tradicionales de poder que intentaron acallarla la convirtieron en un emblema de la lucha por la libertad de expresión y la pluralidad. Sin embargo, durante los últimos meses, varios de estos usuarios han notado que, precisamente, esta última característica se ha ido diluyendo en los contenidos del programa.
Entre las situaciones que han generado dudas por parte de sus radioescuchas se encuentran el tratamiento que se le ha dado a la información sobre la secta NXIVM, pues, aunque ha destacado la participación de Emiliano Salinas –hijo de Carlos Salinas de Gortari-, no se ha hablado de Rosa Laura Junco de la Vega, hija del dueño del Grupo Reforma, para el que escribe su colaboradora Denise Dresser.
También se cuestiona su colaboración con Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, propiedad de Claudio X. González Guajardo, quien se ha manifestado abiertamente como opositor del gobierno de Andrés Manuel López Obrador e hijo de uno de los empresarios más influyentes del país, el cual ha pagado campañas de desprestigio en contra del actual presidente.
La disparidad en el trato a los invitados también es motivo de queja por parte de un sector de su audiencia, debido a que a aquellos que son críticos incansables de la actual administración –como Dresser y Sergio Aguayo- se les permiten mayores tiempos y emitir libremente juicios de valor; mientras que a Ana Lilia Pérez y Fabrizio Mejía se les recortan las participaciones y se les reconviene por sus posturas.
Finalmente, está el tratamiento de casos recientes como los ataques de los exsecretarios de Salud a los funcionarios actuales o las acusaciones en contra de la directora de la agencia estatal de noticias Notimex, Sanjuana Martínez. En el primer ejemplo, se señala la falta de rigurosidad en el análisis de las declaraciones y la ausencia en las conferencias de prensa para presentar información equilibrada.
En la segunda situación, en la que la periodista colaboró con el laboratorio Sigma Lab y Artículo 19, se critica la información incompleta que aparece en el informe; puesto que no se amplían los datos sobre el financiamiento de las ‘granjas de bots’, así como un análisis serio sobre los problemas que enfrentaba Notimex antes de la llegada de Martínez Montemayor.
Además, la postura que han adoptado ante las críticas de usuarios y medios independientes refleja una falta de autocrítica a su propia labor. Por ello, enviaron este documento para intentar que la línea editorial vuelva a ser la que consolidó a Carmen Aristegui como una de las referencias del periodismo de investigación y de la lucha por la libertad de expresión.
Con información de Aristegui Noticias.
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