Este sábado es un día histórico para México, ya que un gobierno de izquierda llega al poder por primera vez desde 1940. Aún más importante, es la primera ocasión en la que un partido diferente al binomio integrado por el PRI y el PAN, los cuales han llevado una agenda similar durante los últimos 30 años, asume el control del país.
Esto termina con una especie de dictadura que se mantuvo durante casi 90 años, desde que se fundó el partido tricolor (entonces llamado Partido Nacional Revolucionario), en la cual la corrupción sistémica, la represión, el abuso de poder y la constitución de una clase política alejada de la población fueron la constante.
En algunos periodos de esta larga época, la integración de la sociedad en la vida pública tuvo ligeros avances –que se interrumpieron en 1968-, aunque el nivel de bienestar del país tuvo un gran crecimiento, permitiendo la modernización del mismo. Sin embargo, el clientelismo y la corrupción acabaron con esto en la década de 1970.
Posteriormente, el partido en el poder cambió su orientación, abandonando la especie de ‘pacto social’ que le había permitido mantener el control del país durante más de 20 años, y abrazando el neoliberalismo y las políticas de mercado, las cuales –como bien apuntó el presidente en su discurso inaugural- generaron una situación de pobreza y desigualdad insostenible.
Posteriormente, en el año 2000, llegó la tan ansiada alternancia política, que terminó siendo una gran decepción, pues el gobierno panista terminó reproduciendo las prácticas de corrupción e impunidad del PRI.
A esta situación se suma la crisis social provocada por el presidente Felipe Calderón, cuya ‘Guerra contra el Narcotráfico’ desató una ola de violencia que, hasta la fecha, continúa golpeando a México, y que el regreso del PRI, lejos de detener, amplificó la inseguridad y las prácticas de corrupción.
Por ello, este sábado es un día especial, pues el discurso de Andrés Manuel López Obrador, de acabar con la corrupción y las malas prácticas del gobierno, aumenta la esperanza de las y los mexicanos de comenzar una nueva era, que permita corregir el rumbo de un país que necesita de forma urgente un cambio.
Si el proyecto de López Obrador es el correcto para sacar al país de esta crisis social, solo el tiempo lo dirá. Sin embargo, es una oportunidad dorada para poder darle a México y sus habitantes la estabilidad, el bienestar y la paz que merecen, después de tanto sufrimiento.
