Este viernes se conmemoran 52 años de uno de los momentos decisivos en la historia contemporánea de México: la Matanza de Tlatelolco, en la que perecieron decenas de personas a manos de las autoridades y que terminó de golpe con el Movimiento Estudiantil de 1968.
Aquella tarde, elementos militares y grupos paramilitares abrieron fuego contra la multitud que se congregó en la Plaza de las Tres Culturas, junto al Edificio Chihuahua, en la unidad habitacional ubicada al norte de la Ciudad de México, mientras se llevaba a cabo una manifestación organizada por el Comité General de Huelga (CGH).
La cifra de los fallecidos aquella tarde nunca se ha esclarecido oficialmente. Oficialmente, el Estado mexicano reconoció la existencia de 26 decesos, aunque fuentes de países como Estados Unidos o el Reino Unido estiman que el número de personas que sucumbieron ante las balas oscila entre los 200 y los 325.
Entre las figuras que han sido señaladas como responsables de la represión sufrida aquel día se encuentran el expresidente Luis Echeverría y los generales Luis Gutiérrez Oropeza (jefe del Estado Mayor Presidencial) y Marcelino García Barragán (secretario de Defensa y abuelo del actual secretario de Seguridad de la Ciudad de México, Omar García Harfuch).
Sin embargo, existen otros personajes que también jugaron un papel fundamental en el desarrollo de los acontecimientos, como el filósofo Emilio Uranga o el comandante Jesús Gutiérrez Castañeda, quienes participaron, tanto en la cobertura mediática como en la ejecución del operativo.
A través de la columna El Granero Político, firmada bajo el seudónimo de El Sembrador, Uranga manipuló a la opinión pública en contra de los estudiantes utilizando datos de la Dirección Federal de Seguridad (DFS); mientras que se cree que el militar estuvo a cargo de un escuadrón de 200 hombres en Tlatelolco.
En aquel momento se rompió el ‘contrato social’ que existía entre el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y la sociedad mexicana desde 1958, año en que diversos movimientos sociales (maestros, médicos, ferrocarrileros) obligaron al partido único a realizar grandes concesiones para mantener la estabilidad política en el país.
Desde entonces, existe un divorcio entre el Estado y la ciudadanía a la que debe de servir, el cual se continuó acentuándose a lo largo de las siguientes décadas, las cuales estuvieron marcadas por la corrupción rampante, las malas gestiones y el abandono del Estado de Bienestar; así como por hechos como el terremoto de 1985 o las elecciones de 1988 y 2006.
Para conmemorar el 52 aniversario de uno de los parteaguas de la democracia en México se realizó una conmemoración en la que se colocaron cientos de zapatos en el centro de la explanada, rememorando el aspecto de la misma después de que la escena fue limpiada y solo quedó el calzado de todos los que cayeron aquella tarde.
Esta mañana, el periodista Vicente Serrano realizó la transmisión de su noticiero Sin Censura desde la Plaza de las Tres Culturas. Ahí descubrió que un grupo de personas invitó a participar en un ritual de origen prehispánico, con el objetivo de pedir paz y verdad. De igual forma, estuvieron presentes algunas personas que vivieron los hechos que se desarrollaron entre julio y octubre de 1968.
Uno de los participantes –Rafael Rangel- de la marcha, entrevistado por Serrano, declaró que él tenía trece años durante el movimiento; desde entonces, forma parte del Comité del 68. El entrevistado considera que la consulta para enjuiciar a los expresidentes es una parte de una lucha de más de medio siglo.
Con información de Sin Censura e Infobae.
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