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Caso Caro Quintero pende de un hilo por fallas de forense

El caso de Rafael Caro Quintero, narcotraficante acusado por el gobierno de Estados Unidos del asesinato de Enrique ‘Kiki’ Camarena, pende de un hilo luego de que varios de los señalados como autores materiales podrían ser exonerados por las irregularidades de uno de los forenses.

Se trata de Michael Malone, quien encabezó la Unidad de Cabellos y Fibras de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) en la década de 1980 y cuyo prestigio por la rápida resolución de miles de casos ha quedado sepultada bajo cientos de pruebas de la falta de rigurosidad científica de sus métodos.

Por indicaciones del presidente Ronald Reagan, Malone y su equipo viajaron a Guadalajara en marzo de 1985 para analizar la finca de la calle Lope de Vega en la que Camarena -agente encubierto de la CIA- y el piloto Alfredo Zavala fueron escondidos tras su secuestro, ocurrido unas semanas antes.

Equipados con instrumentos que causaron asombro entre las autoridades mexicanas, el funcionario y sus subordinados consiguieron más de 200 muestras de cabellos y fibras, centrando su labor en una solitaria habitación sin ventanas junto a la alberca que los ocupantes llamaban ‘el cuarto de negocios’.

En 1986, ante un jurado en el estado de California, Malone explicó el método a través del cual concluyó que Sergio Espín Verdín -agente de la Dirección Federal de Seguridad (DFS), Raúl López, René Verdugo, Javier Vázquez y Mario Herrera fueron los responsables de torturar y ejecutar a Camarena y su piloto.

De acuerdo con su método, bastaba con someter las muestras al análisis de una microfotoespectrometría -un microscopio de gran potencia- para determinar si las fibras son naturales o artificiales, el origen étnico de las personas e incluso si estas habían sido arrancadas a la fuerza.

¿Quién es Michael Malone?

Michael Malone se tituló en biología en la Universidad James Madison en 1970. Cuatro años más tarde ingresó a la Unidad de Cabellos y Fibras, consiguiendo un meteórico ascenso gracias a su eficiencia para identificar a perpetradores en casos de asesinatos, gracias a lo cual terminó por encabezar el departamento.

Sin embargo, el prestigio que construyó durante décadas terminó por hundirse en 2012, cuando el doctor Frederick Whitehurst, quien trabajó con en el laboratorio de la unidad entre 1986 y 1998, presentó una denuncia en la que señalaba la falta de rigor científico en las investigaciones del funcionario.

A partir de entonces se hizo una revisión de los casos en los que trabajó, detectando hasta 402 ocasiones en las que se otorgó una sentencia errónea basada en análisis en los que las muestras de cabello recopiladas por Malone y su equipo no coincidían con la del presunto culpable.

Especialistas han señalado que Malone llegó a conclusiones equivocadas y apresuradas en todas estas investigaciones debido a que no comprendía bien como funciona la microfotoespectrometría, ya que este método es insuficiente para determinar la procedencia de las fibras.

Entre estos casos destacan algunos por su notoriedad -siendo incluso objeto de documentales- como los de Donald Gates, Santae Tribble o Kirk Odom, todos afrodescendientes. Durante su comparecencia en el juicio de Camarena, el forense se jactaba de que su método le permitía diferenciar cabellos de personas blancas y ‘mexicanos’.

Estos señalamientos están afectando el caso del FBI en contra de Caro Quintero, pues Verdugo ya consiguió su libertad; mientras que Vásquez y Lopez -ambos condenados a más de 200 años de cárcel- ya han solicitado la revisión de su caso, pues aseguran que Malone manipuló la escena del crimen.

Con información de Milenio.

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