Salvador Rangel Mendoza, obispo de Chilapa-Chilpancingo, anunció que no acudirá ante las autoridades para presentar una denuncia tras la polémica por su desaparición el pasado 27 de abril.
A través de un comunicado, el religioso de 78 años de edad informó a la opinión pública y al ‘pueblo de Dios’ que ejercerá su derecho constitucional a no presentarse ante la Fiscalía General de la República para iniciar acciones penales contra las personas que le causaron severas lesiones.
El prelado asegura que tomó esta decisión tras orar profundamente y consultar a sus seres queridos, tanto dentro como fuera de la Iglesia Católica. También señaló que, dado su estado físico y su avanzada edad, decidió seguir el ejemplo de Jesucristo y perdonar a sus agresores; así como a quienes lo revictimizaron.
La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) informó sobre la desaparición de Salvador Rangel el pasado 29 de noviembre, dos días después del último reporte sobre su paradero. Horas más tarde, se anunció que el obispo se encontraba en un hospital público de Cuernavaca.
Aunque inicialmente se manejó la versión de un secuestro exprés, las autoridades de Morelos revelaron que el sacerdote estuvo en un hotel de Ocotepec, al cual entró por su propio pie acompañado de otro hombre y que los cuerpos de rescate lo encontraron inconsciente y desnudo.
También informaron que el exámen toxicológico realizado reveló rastros de anestésicos y cocaína en su cuerpo. Sin embargo, el equipo legal de Rangel declaró que el religioso perdió el conocimiento tras detenerse en una tienda de autoservicio, por lo que no puede confirmar ninguna versión.
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