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México continúa su caída en cuanto a niveles de corrupción. Durante 2018 –el último año de Enrique Peña Nieto en el poder-, el país perdió tres posiciones en el Índice de Percepción de la Corrupción (IPC 2018), colocándose como el peor de todos los que integran la OCDE y el G20.
El estado mexicano obtuvo apenas 28 puntos en la escala del IPC 2018, muy por debajo otros países latinoamericanos, como Chile y Argentina, que aventajaron a nuestro país por 111 y 53 puntos, respectivamente. Inclusive, naciones con graves problemas de gobernabilidad en los últimos años, como Hungría y Grecia, obtuvieron mejores puntuaciones.
De acuerdo con un análisis elaborado por Transparencia Mexicana, los pobres niveles de percepción de la corrupción se deben a que, en muchos casos, las políticas para prevenir estas prácticas son de carácter meramente preventivo, por lo que resultan ineficaces al momento de aplicar sanciones en caso de haber cometido acciones de este tipo.
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Según este estudio, México carece de una política integral de combate a la corrupción que aplique para todos los niveles y poderes que conforman al gobierno; y agrega que el país solo podrá afirmar que está avanzando cuando logre desmantelar las redes de corrupción en el sector público, y los bienes desviados regresen al erario.
Transparencia Mexicana finaliza con una serie de recomendaciones, entre las que se encuentran consolidar al Sistema Nacional Anticorrupción, pasando de nombramientos a acciones; modificar las políticas que sean ineficaces, orientarse hacia la recuperación de activos y desmantelar dichas redes.
Con información de Aristegui Noticias.
