El 6 de septiembre por la mañana Reforma publicó declaraciones del Ing. Javier Jiménez Espriú, futuro Secretario de Comunicaciones y Transportes, sobre las últimas reuniones que ha sostenido el equipo de transición del Presidente Electo Andrés Manuel López Obrador con el Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México (GACM) y la empresa Parsons, que funge como gerente del proyecto de construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) en Texcoco.
Las declaraciones hubiesen pasado casi desapercibidas si no fuera por que el Ing. Jiménez Espriú declaró que la prensa que Parsons le dijo que en términos reales el NAICM lleva un avance del 20% y no del 30% como se ha dicho.
“Debo decir que hay algún ajuste, porque en las últimas reuniones que hemos tenido con el grupo de Parsons (gerente del proyecto), nos han aclarado, ya afinando el lápiz, que el avance es solamente del 20 por ciento y no del 31 o del 30 por ciento”.
Esto lo declaró después de que el Colegio de Ingenieros Civiles de México (CICM) expusiera los resultados de su dictamen sobre las dos opciones para el Nuevo Aeropuerto (Texcoco y la Base Aérea Militar de Santa Lucía) en el cual concluye que lo más viable es seguir con el proyecto actual y respecto a la segunda opción dijo no poder dar una opinión concluyente porque no cuentan con la información necesaria de, por ejemplo, el estado del suelo, la región geográfica o el costo del proyecto en términos reales.
Horas más tarde en el mismo diario, Parsons revira a Jiménez Espriú sobre el avance de la obra de Texcoco y le responde que el avance hasta julio de este año era del 31.5%, lo que fue respaldado por el GACM y afirman que los estándares de medición que utilizan tienen respaldo, tanto Nacional como Internacional.
El indicador, denominado avance global, está basado en una metodología que recoge las mejores prácticas internacionales y nacionales y considera los progresos a la fecha de corte de cada elemento del proyecto.
Lo que es una realidad es que esto se ha vuelto una carrera contra el tiempo, puesto que con cada día que pasa las empresas involucradas en el actual proyecto sobre el Lago de Texcoco siguen invirtiendo recursos financieros y materiales y el Estado Mexicano, por su parte, sigue amarrando contratos para así evitar que el proyecto sea cancelado por su elevado costo, lo cual está considerado en aproximadamente $100 mil mdp. hasta el mes de julio.
Y por su parte el equipo de transición está con las manos atadas, puesto que como no son gobierno no pueden hacer mucho para retrasar la obra y así poder optar por la mejor opción y, aunque tienen ambas Cámaras con mayoría de MORENA, esto no garantiza que se pueda, al menos, poner en pausa el proyecto.
Lo cierto es que, al final de cuentas, no todo está cantado porque tanto MITRE (la empresa estadounidense que también fue consultada para la evaluación del actual proyecto) como el CICM no pueden rechazar el proyecto de Santa Lucía, pues ambos han declarado no tener la información necesaria para realizar las evaluaciones.
Así que, estimado lector, dos preguntas… ¿quién tendrá la razón… Jiménez Espriú con el 20% o Parsons y el GACM con el 31.5%? y ¿Será que Texcoco en verdad es la mejor opción y se debe pagar el eterno costo que implicarán los futuros hundimientos?
