Las denuncias

Neoliberalismo desmanteló red nacional de producción de vacunas en México

En la actualidad, México está condicionado por los avances del exterior para obtener y aplicar las vacunas contra el virus SARS-CoV2 para frenar el avance de la pandemia de COVID-19. Sin embargo, esto no siempre fue así, ya que, durante el siglo XX, nuestro país llegó a convertirse en uno de los grandes productores de vacunas.

Hasta finales de la década de 1980, el sistema nacional de laboratorios no solo cubría con suficiencia la demanda de inmunizaciones a nivel nacional, sino que se daba el lujo de exportar sus productos a otros 15 países. Pero, la llegada del neoliberalismo al país no solo frenó la producción, sino que desmanteló este sistema.

Un ejemplo lo ofrece el doctor Fernando Ramos, de la Facultad de Medicina de la UNAM. En una entrevista para un medio internacional, señaló que, ahora, el 90 por ciento de las vacunas que se aplican en México provienen del sector privado; mientras que Birmex –los laboratorios del gobierno- apenas produce la vacuna doble viral (difteria y tétanos) y la de la poliomielitis.

El economista Gustavo Leal Fernández fue más lejos en su análisis y señaló de manera directa a la corrupción establecida durante el periodo neoliberal (1982-2018) como el responsable del desmantelamiento del sistema público de vacunas, afirmando que el sector farmacéutico fue uno de los más turbios, debido a la aparición de intermediarios entre el gobierno y los laboratorios.

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Leal considera que, en este sentido, hay organizaciones internacionales que deberían hacer autocrítica por el daño que su apoyo a ese tipo de sistema económico provocó en nuestro país, como la OCDE o el FMI. También señaló que la crisis provocada por el COVID-19 debe generar un cambio de paradigma, cambiando el negocio por el bien común, como la iniciativa de las Naciones Unidas para el acceso a las vacunas.

Durante los últimos 40 años, los gobiernos del PRI y del PAN se dedicaron a desmantelar un sistema funcional de vacunas que provenía desde el Porfiriato, como señala la profesora Ana María Carrillo Farga, también de la UNAM. De acuerdo con la especialista, el general Díaz enviaba a sus mejores médicos al Instituto Pasteur a capacitarse.

Después de que la Revolución frenó estos avances, retomó el proyecto sanitario emprendido por el dictador, creando una red de laboratorios los cuales creaban sus propias soluciones contra padecimientos como la peste bubónica y la tosferina. La vacuna para este último padecimiento fue aprobada en Estados Unidos en 1943; mientras que en México ya se aplicaba desde tres años antes.

Al igual que Leal, Carrilo Farga señaló que, durante el siglo XIX, cuando se lograron los primeros avances en el campo de la inoculación, los avances eran compartidos como parte del bien común y también acusó a organizaciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI) por promover las políticas privatizadoras que nos han llevado a esta situación.

Hace unos meses, el portal Emeequis publicó una investigación en la que se denuncia que, durante la epidemia de influenza AH1N1 de 2009, el gobierno de Felipe Calderón gastó más de mil millones de pesos en una fábrica de vacunas para Birmex que nunca se completó y que fue derrumbada en 2018; así como una campaña fantasma de vacunación por 69 millones.

Con información de El País y Emeequis.

Imagen: CDC

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