Una exprofesora de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) denunció la precariedad que enfrentó como docente durante su tiempo en la máxima casa de estudios; además de la falta de solidaridad de sus colegas para enfrentar esta situación.
A través de su cuenta de Twitter, la usuaria –identificada como Iris Rosario- compartió una imagen en la que se observan el primer y el último talón de pago que recibió de manera física durante los más de diez años en que formó parte del cuerpo académico de la UNAM.
En el primero de estos folios, recibido en enero de 2010, se observa que su sueldo es de apenas 751 pesos por doce horas clase a la quincena. Diez años después, en septiembre de 2020, el talón ya le reconoce nueve años de antigüedad académica, el incremento apenas fue de 455 pesos, resultando en mil 206 pesos.
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La académica describe que, en promedio, los cheques de ella y sus compañeros usualmente eran por entre mil 200 y 2 mil pesos; sin embargo, había quincenas en las que recibían diversos estímulos, como apoyo para la compra de materiales, despensas, compensación por antigüedad o aguinaldo, que elevan el monto hasta los 6 mil 500 pesos.
También señaló que, durante sus últimos meses dando clases, la pandemia ‘favoreció’ a los profesores de asignatura, permitiendo que sus pagos se hicieran vía transferencia, un privilegio que hasta ese momento solo habían gozado los académicos de tiempo completo.
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Sin embargo, esto no cambió la situación de los profesores de asignatura, especialmente a los de nuevo ingreso y reingreso, a quienes no se les pagó pese a haber estado frente a grupo durante todo un semestre; uno de los motivos principales por el cual se desató el movimiento ‘La UNAM no paga’.
Entre las medidas adoptadas por este colectivo –cuyas denuncias han sido publicadas en este medio- se encontraron protestas frente a Rectoría y un paro de actividades. Sin embargo, también señaló que esta medida no fue efectiva porque muchos de sus colegas no tuvieron la empatía para respaldar a los afectados.
También reveló que, en muchas de esas reuniones, algunos de sus compañeros tuvieron el descaro de afirmar que ‘la universidad no es para hacer paros, sino para formar profesionistas’, destacando que esta postura solo generará personas que sean incapaces de identificar los problemas del medio en el que se desenvuelven.
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