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Una mejor vida, objetivo de inmigrantes fallecidos en traíler en San Antonio

Ante el impacto causado por el hallazgo de un tráiler con decenas de inmigrantes centroamericanos fallecidos -el número ya ascendió a 53-, la agencia de noticias Associated Press hizo un seguimiento a algunas de las historias de las víctimas, quienes buscaban un mejor futuro en Estados Unidos.

De acuerdo con el titular del Instituto Nacional de Migración de México, Francisco Garduño, se ha confirmado el deceso de 27 connacionales, así como de catorce ciudadanos originarios de Honduras, siete de Guatemala y dos procedentes de El Salvador.

Entre las muertes confirmadas se encuentran las de Alejandro Miguel Andino Caballero, de 23 años de edad; así como la de su novia Margie Tamara Paz Grajeda (24) y su hermano Fernando José Andino, de dieciocho. Los tres eran originarios de Las Vegas, una pequeña localidad a 80 kilómetros al sur de San Pedro Sula.

De acuerdo con la madre de los jóvenes, Karen Caballero, Alejandro completó su educación universitaria, consiguiendo una licenciatura en Mercadotecnia, mientras que su pareja completó la carrera de Economía. Sin embargo, esto no fue suficiente para conseguir oportunidades laborales, situación que se agravó con la pandemia y los huracanes que azotaron el norte del país.

Por ello, no dudaron cuando un familiar suyo en la Unión Americana les ofreció financiar su viaje. A partir de su llegada a Guatemala, hicieron el resto de su viaje en las cajas de los vehículos de carga. Karen habló con ellos por última vez la noche del sábado, confirmando el fallecimiento del trío el martes.

Una situación similar vivió la familia de Wilmer Tulul y Melvin Guaichac, dos primos de tan solo trece años de edad, originarios de Tzucubal, una pequeña aldea de mil 500 habitantes en el oeste de Guatemala, con una población de origen Quiché.

Horas antes del hallazgo, Wilmer informó a su madre que estaban por salir en un mensaje en quiché -los jóvenes casi no hablaban español- y, posteriormente, un vecino les comunicó la noticia. Los familiares que habían pagado a los coyotes confirmaron el deceso de los adolescentes, el cual fue corroborado por el gobierno el miércoles.

La madre de Wilmer, Magdalena Tepaz, aseguró que el sueño de su vástago era estudiar en Estados Unidos, conseguir un buen trabajo y construirle una casa. Su padre, Manuel, no dio crédito a lo sucedido, pues desconocía que serían transportados en la caja de un traíler.

Otra historia familiar es la de Javier Flores y José Luis Vázquez, primos originarios de Cerro Verde, un caserío de apenas 60 personas ubicado en el municipio de Teotitlán de Flores Magón, ubicado en el límite con el estado de Puebla. Del primero no ha sido identificado aún, mientras que el segundo permanece hospitalizado.

El objetivo de ambos era llegar al estado de Ohio, en donde hay vacantes en la industria de la construcción y familiares que ya los esperaban. De hecho, esta no es la primera vez que Javier realizaba el viaje, pues ya estaba establecido en dicha región, en donde también radican su padre y su hermano, y regresó a Oaxaca para ver a su esposa y a sus tres hijos.

En su regreso a Estados Unidos se le unió José Luis, quien emprendía su primer viaje. Pese a que aún no hay confirmación oficial, la familia cree que Javier se hallaba en el mismo remolque. Dada la cantidad de gente que ha logrado llegar a salvo del otro lado de la frontera, la noticia de que uno de los suyos se encontraba ahí causó un gran impacto en la comunidad.

La madre de Javier incluso había solicitado un permiso especial para poder viajar a San Antonio para ver a su hijo; sin embargo, esta no fue necesaria puesto que fue dado de alta de terapia intensiva el miércoles, por lo que ya pudo ponerse en contacto con ella.

Con información de Associated Press.

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