El día

Las mujeres periodistas que están poniendo a Felipe Calderón y sus colaboradores contra la pared

El cúmulo de evidencias que ha salido a la luz durante los últimos días, que involucra a algunos de los principales colaboradores de Felipe Calderón con el tráfico de drogas y armas ilegales, debilita cada vez más la postura del exmandatario, quien ha negado categóricamente estar al tanto de estos hechos.

Una parte sustancial en el desarrollo de estas revelaciones ha sido aportada por un grupo de mujeres periodistas quienes, desde sus trincheras, han ampliado la información que evidencia la implicación de Genaro García Luna y Eduardo Medina Mora con operaciones ilegales que resultaron en miles de asesinatos en México.

En este pequeño pero destacado grupo podemos encontrar a la autora argentina Olga Wornat, así como a las periodistas mexicanas Anabel Hernández, Lydia Cacho, Dolia Estévez y Guadalupe Lizárraga, quienes han investigado las relaciones de los principales funcionarios de seguridad del exmandatario con el crimen organizado y otros grupos de poder.

La primera es conocida por la extensa cobertura que ha dado al fenómeno del narcotráfico en México, el cual ha dado como resultado publicaciones como Los Señores del Narco y El Traidor, en los que ya se avisaba sobre la relación entre el principal comandante de la ‘Guerra contra el Narcotráfico’ y los grupos que debía combatir.

https://twitter.com/abrahamendieta/status/1259249516525563909

En el caso de Wornat, su libro Felipe El Oscuro pretendía explorar la relación entre Calderón y el entonces titular de la SSP, así como los vínculos entre este último y el Cártel de Sinaloa, hecho por el cual enfrenta un juicio en Estados Unidos. Sin embargo, la escritora argentina y su equipo fueron amenazados, tuvieron que salir del país y el proyecto se suspendió, pero será retomado próximamente.

La semana pasada, Wornat volvió a México y confirmó que existe evidencia audiovisual de García Luna recibiendo dinero de organizaciones criminales, en las cuales se le escucha hablar de Felipe Calderón, a quien se refiere como ‘su jefe. Esto fue confirmado un par de días después por el que fue su asistente para la elaboración del libro, Édgar Monroy.

Por las mismas fechas, Dolia Estévez hizo públicos unos documentos que confirman que Eduardo Medina Mora, primer procurador de Justicia del calderonismo, estaba al tanto de las operaciones de tráfico de armas ilegales coordinadas por el gobierno de Estados Unidos; hecho que el expresidente negó un par de días antes.

https://twitter.com/DoliaEstevez/status/1260959745499893762

Esta correspondencia del Departamento de Justicia de Estados Unidos revela que la fallida Operación Rápido y Furioso (2009-2011) no fue la primera de estas iniciativas, ya que antes estuvo la operación Wide Reciever (2006-2007), de la que el titular de la PGR fue informado por agentes de la Oficina de Alcohol, Tabaco y Armas (ATF).

https://twitter.com/DoliaEstevez/status/1258803258098954242

En el mismo sentido, la periodista y activista Lydia Cacho, quien sufrió toda clase de amenazas durante los gobiernos del PAN, reveló un estudio publicado por el Centro de Investigaciones del Congreso de Estados Unidos en 2009, acerca de la implementación de la Iniciativa Mérida, la cual financió la lucha antidrogas en América Latina.

Este documento señala no solo el conocimiento que el gobierno mexicano tenía de las operaciones con armas ilegales, sino que da a conocer que este mismo inició un programa similar a comienzos de 2009, unos meses antes de la implementación de ‘Rápido y Furioso’. Cacho también pone en duda la relación entre Calderón y el exguerrillero salvadoreño Joaquín Villalobos.

Guadalupe Lizárraga, por su parte, ha investigado la relación entre Eduardo Medina Mora y otros personajes poderosos de la política mexicana. Los señalamientos en contra del exprocurador y exminsitro de la Suprema Corte han permitido que salgan a flote otros vínculos con figuras de esa época.

La fundadora de Los Ángeles Press es una de las principales investigadoras del ‘Caso Wallace’, en el que la activista Isabel Miranda de Wallace fingió la muerte de su hijo para impulsar su carrera política. La cercanía de esta con Medina Mora le permitió establecer una red de intimidación, tortura y extorsión a su alrededor.

Uno de los principales defensores de Miranda es el periodista Ricardo Raphael, quien trabajó en el CISEN cuando el exprocurador encabezó dicha dependencia y fue parte de un equipo de trabajo que validó las actividades del centro de inteligencia en el sexenio de Vicente Fox, a pesar de las denuncias en su contra.

Posteriormente, el ahora presentador de La Octava la contactó para colaborar en la investigación del caso, solo para plagiar su investigación y presentar información sesgada al respecto, hecho que fue denunciado por Lizárraga en 2019.

Finalmente, uno de los pocos varones que han aportado a estas indagatorias es J. Jesús Esquivel, corresponsal en Washington del semanario Proceso. Su entrevista con la exembajadora Roberta Jacobson reencendió las alarmas cuando esta reveló que el gobierno estadounidense estaba al tanto de los rumores sobre García Luna y el crimen organizado.

A pesar de que la diplomática afirmó no haber corroborado estos reportes, afirmó que la información procedía de agencias mexicanas de seguridad y señaló que sería ingenuo pensar que Calderón no estaba al tanto de ello cuando el gobierno de Estados Unidos sí lo sabía.

Imagen: ESPECIAL

Related posts

Extrabajadores del PRD agreden a secretaria de Comunicación por falta de pago

The Mexico News

AMLO confirma conversaciones con Enrique Peña Nieto

The Mexico News

Estudiante de la Universidad Anáhuac confronta a Rommel Pacheco

Daniel Hernández Carreto