Columnistas

Columna: Espionaje o Cooperación

Carlos J. Gil de Partearroyo Martínez

Las recientes declaraciones del secretario de la Defensa, sugiriendo posibles incursiones de aeronaves y drones estadounidenses en el espacio aéreo mexicano, evidencian una creciente preocupación militar, colocando en el centro del debate la soberanía nacional, la seguridad y la cooperación bilateral.

Estados Unidos tiene antecedentes de operaciones aéreas de inteligencia en México, especialmente en zonas fronterizas para temas migratorios, combate al narcotráfico, crimen organizado y tráfico de fentanilo. Sin embargo, si estas acciones ocurren sin el consentimiento del Estado mexicano cruzan la línea de la cooperación hacia el espionaje y constituyen una evidente violación de la soberanía nacional.

La relación bilateral en materia de seguridad siempre ha sido compleja: mientras México colabora en múltiples áreas, priorizando la importancia de la inteligencia operativa, este tipo de prácticas erosionan la confianza, reflejan una clara asimetría de poder y representan un riesgo para la seguridad pública del país.

No debe perderse de vista que el enemigo es común para ambas naciones: el crimen organizado. Por ello, la lucha contra amenazas compartidas, como el tráfico de armas y drogas, requiere cooperación; pero esta debe ser respetuosa y enmarcada en acuerdos formales. Una relación bilateral sólida se sostiene en la reciprocidad y la transparencia, no en prácticas unilaterales.

En este sentido, las autoridades mexicanas deberán priorizar el equilibrio en la cooperación bilateral mediante acciones concretas, como el fortalecimiento del Sistema Integral de Vigilancia Aérea, la modernización de radares y tecnología de monitoreo, el establecimiento de protocolos claros de actuación ante incursiones no identificadas, la ampliación de las capacidades de defensa aérea y demás acciones requeridas.

Asimismo, es fundamental reforzar los canales diplomáticos para establecer mecanismos formales de notificación y consulta ante operaciones aéreas en zonas sensibles. Esta medida no solo preserva la soberanía, sino que también contribuye a generar confianza mutua y prevenir incidentes que deterioren la relación bilateral.

México debe actuar con prudencia, pero con absoluta firmeza. Exigir explicaciones a los Estados Unidos y, de ser necesario, presentar una queja formal ante organismos internacionales. La seguridad nacional es irrenunciable y cualquier colaboración debe partir del respeto pleno, enfatizando la apertura para la cooperación, pero nunca para la sumisión. Esta postura no solo reafirma la dignidad nacional, sino que también fortalece la relación bilateral desde la igualdad y el entendimiento mutuo.

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